El otro día me compré un libro. Una novela que hacía rato quería leer, así que me di el gusto.
Pero el placer mayor no fue el libro, sino que me lo hice envolver para regalo.
Podría decirse que casi todo lo que compro me lo hago envolver para regalo: ropa, discos, libros, cigarros… bueno, eso no, pero sí todo lo que pueda llegar a ser un regalo.
El otro día me regalé un disco que ya tenía y lo tuve que ir a cambiar. Esta acción debe llevarse a cabo cada tanto para no perder credibilidad en la acción del autoregalo.
- Ya le dije que sin el ticket de la compra no se lo puedo cambiar.
- Es un regalo señor, no tengo el ticket.
Creo que mucha gente hace lo mismo.
Pero resulta que ya no te envuelven más los productos que uno compra para regalar. Ahora es lo mismo para regalar que para uso personal, por así decirse. Lo único que determina qué es un regalo y qué no es un moño.
- Disculpe, le pedí la remera para regalo.
- Moñito, ¿no ve?
Y no, para eso lo hacía yo. Ahora no sé cual es la bolsita mía y cual el regalo de Ana. Y no se pueden abrir las bolsas porque se ha tomado la maldita costumbre de sellarlas para que nadie pueda ver hacia el interior.
Eso pasa por ir a tiendas monstruo en donde una bufanda y un juego de platos te lo entregan en la misma bolsa.
Así me fui al cumpleaños de mi amiga, con dos bolsitas del mismo negocio. Una para ella y otra para mi… ¿Pero cual sería la mia? Y bue, yo me juego...
-Que lindo, no te hubieras molestado Adalberto*. ¿Qué es?
- Aaahh, sorpresa, abrilo.
- Un par de… ¿botines?
- Este… see…mmm… que los disfrutes... me tengo que ir, sabés…
- No, ¡Cómo te vas a ir antes de que sople las velitas! Ademas, hice chocotorta.
- Otra vez sopa*- pensé.
- Sopa no, torta.
- ¿Cómo hiciste para saber lo que estaba pensando? - Pregunté no sin sorpresa.
- No sé, a veces me pasa que puedo saber lo que piensa la gente. Es un don que tengo desde chiquita… No, no me voy a sacar la musculosa…
Al otro día...
- Que tal señorita, vengo a cambiar esta pollera.
- ¿No te va bien el talle?
- No, el talle me va bien, pasa que no me hace juego con el corpiño… por favor, la vengo a cambiar por un par de botines.
Pero el placer mayor no fue el libro, sino que me lo hice envolver para regalo.
Podría decirse que casi todo lo que compro me lo hago envolver para regalo: ropa, discos, libros, cigarros… bueno, eso no, pero sí todo lo que pueda llegar a ser un regalo.
El otro día me regalé un disco que ya tenía y lo tuve que ir a cambiar. Esta acción debe llevarse a cabo cada tanto para no perder credibilidad en la acción del autoregalo.
- Ya le dije que sin el ticket de la compra no se lo puedo cambiar.
- Es un regalo señor, no tengo el ticket.
Creo que mucha gente hace lo mismo.
Pero resulta que ya no te envuelven más los productos que uno compra para regalar. Ahora es lo mismo para regalar que para uso personal, por así decirse. Lo único que determina qué es un regalo y qué no es un moño.
- Disculpe, le pedí la remera para regalo.
- Moñito, ¿no ve?
Y no, para eso lo hacía yo. Ahora no sé cual es la bolsita mía y cual el regalo de Ana. Y no se pueden abrir las bolsas porque se ha tomado la maldita costumbre de sellarlas para que nadie pueda ver hacia el interior.
Eso pasa por ir a tiendas monstruo en donde una bufanda y un juego de platos te lo entregan en la misma bolsa.
Así me fui al cumpleaños de mi amiga, con dos bolsitas del mismo negocio. Una para ella y otra para mi… ¿Pero cual sería la mia? Y bue, yo me juego...
-Que lindo, no te hubieras molestado Adalberto*. ¿Qué es?
- Aaahh, sorpresa, abrilo.
- Un par de… ¿botines?
- Este… see…mmm… que los disfrutes... me tengo que ir, sabés…
- No, ¡Cómo te vas a ir antes de que sople las velitas! Ademas, hice chocotorta.
- Otra vez sopa*- pensé.
- Sopa no, torta.
- ¿Cómo hiciste para saber lo que estaba pensando? - Pregunté no sin sorpresa.
- No sé, a veces me pasa que puedo saber lo que piensa la gente. Es un don que tengo desde chiquita… No, no me voy a sacar la musculosa…
Al otro día...
- Que tal señorita, vengo a cambiar esta pollera.
- ¿No te va bien el talle?
- No, el talle me va bien, pasa que no me hace juego con el corpiño… por favor, la vengo a cambiar por un par de botines.
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*Aclaro que mi nombre no es Adalberto, pero imagínense que mis amigos no me llaman Sugar, entonces cubro mi identidad así como lo hace el Indio Solari... ¡Batman! Batman quise decir.
* Con "otra vez sopa" me refiero a: Pinche aquí.
14 comentarios:
EXCELENTE!! aplaudo de pie...
tus otros posts deben estar sintiendo envidia.
y otros blogs, también.
Totalmente de acuerdo con el señor del apodo extraño. Aunque lo que más me extraña del apodo es el artículo. Nevermind.
"Adalberto" me recordó a un nombre parecido que usan los Luthiers en su última obra, pero no me acuerdo cual era y eso que los vi la semana pasada, la pucha.
sos realmente groso... yo tambien me autoregalaria cosas... pero no pega (?)
ella también habrá ido a cambiar los botines....será un caso de personalidad cambiada...?..jajaja...asi pensará el empleado si le toca atender a los dos...
yo tambien me autoregalo cosas, pero me fijo de no tenerlas antes.
flaco tenes que escribir un libro vos. que esperas?
saludos
Muy bueno. Esperamos el libro che!
adhiero a lo que escribieron arriba, tenes que publicar algun libro... en serio!
Jajajja, genial.
Yo quisiera hacerme autoregalos.
Pero no tengo dinero ni para comprarme cosas para mí :(
Muy triste.
Se puede saber que novela te compraste?
Me mató lo de la musculosa, por que todos piensan lo mismo???
La Anónima.
jajaja!! muy buena anécdota!! nunca se me hubiera ocurrido comprarme algo para mi y envolverlo para regalo... Tal vez porque nunca me compro nada para mi ... :(
saludo!!
muy bueno el blog!
si la siento
siento envidia
Que lindo. Me gustó.
Besos.
Vicky.
Muchas gracias por pasar gente.
ah, a no olvidarse de pasar por:
http://futbolanonimato.blogspot.com/
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