A continuación, palabras de Alejandro Dolina en su programa del 1 de julio de 1994, en alusión al mas grande jugador de fútbol que conocí.
[...] [Alejandro Dolina]
[Jorge Dorio]
Hubo otro gesto, Alejandro -si me permite ahi en el medio- también en ese ápice y en el medio de esa caida, que es el haberse permitido cuando la comodidad a su vez le permitia circular tranquilo en medio del ruido y de la gloria, alzarse frente a los poderosos -equivocado o no, tampoco importa- sinó tener una opinión personal, funcionar como un hombre en medio de ésta circulación de ídolos habitualmente vacios de discursos, de opiniones y de pasiones.
[Alejandro Dolina]
Así es. Tomó la posición más incómoda. Se situó en el centro mismo de la incomodidad. Muy fácil hubiera sido para él, hacer como digamos como Pelé. Hacerse amigo de los poderosos, hacerse patrocinar, marchar por las avenidas centrales de los "mangiaorejas" y no lo hizo así. No le perdonaron muchos su origen. Yo he escuchado muchas veces, durante el año de su suspención: "¿Y qué querés con ese negrito villero?". No le perdonaron su origen. Tampoco se lo perdonaron a José Maria Gatica, a otros que desde muy, muy abajo llegaron muy arriba por su talento y sin ser alcahuetes de nadie. Ningún deportista padeció trauma semejante. Alcanzó a volver. Fue atacado. Fue empujado hacia la equivocación incluso. ¿Pero por qué?. Los medios de comunicación, el mundo éste en que vivimos, suele obligar a los luchadores quijotescos y solitarios a jugar el juego que todos juegan. Y entonces... ¿Cuál es el juego que todos juegan?. El juego de los medios de comunicación, el juego del retruque, el juego de saber que Sócrates no escribió ningún libro, el juego de no comerse las 'eses'. El juego de una cierta elegancia, y a ese juego, juegan muy bien quienes el mundo manejan. Y Diego jugó a ese juego, claro, al otro, al juego de él era muy difícil ganarle. No he visto ningún periodista que lo desafiara a hacer "jueguito", pero sí he visto periodistas que lo desafiaban a hablar, a una polémica. ¡Ah! ¡Gran cosa!... Pedirle a Diego que sea polemista, que sea culto. Bueno, por Dios...
[Jorge Dorio]Si me permite Alejandro, también perdieron en ese juego justamente porque no esperaron -he insisto, esto no tiene que ver con las opiniones vertidas en cada ocasión por Diego Maradona, más allá de su posible acierto o error como si uno pudiera juzgar esto- tambien perdieron el punto en que no encontraron lo previsible: No encontraron la anuencia para el juego de los poderosos, no encontraron aquello que se debe esperar de un número uno.
[Alejandro Dolina]
No. No encontraron eso. No encontraron la complacencia, el beneplácito y la complicidad que suelen tener a veces los que llegan desde muy abajo y que encuentran cómoda, la alianza con los poderosos. No la hallaron en Diego. Bueno, a todo esto se sobrepuso Diego. ¡Y casi éste regreso, era un milagro! Era un milagro. El milagro del héroe que vuelve del infierno. Teseo rescatado de los infiernos. El novio que espera a la princesa que está triste, de Ruben... pero bueno, y entonces sucede éste episodio absurdo. Por eso mi tristeza y por eso el desengaño. No la tristeza del hincha de futbol que dice: ¡Uh! ¡Nos sacaron el mejor!. Esa sería una tristeza chiquita. No. La tristeza de un criollo que vió como un chico de Fiorito -El mejor jugador que yo haya visto nunca- pudo sobreponerse a los miserables y ver como -para alegría de tales miserables que ahora se estarán llenando la boca con reconvenciones legalistas y cosas por el estilo- como para alegría de ellos, ese sueño se frustró. Yo estoy muy triste. He llorado, no por el futbol -yo hace desde los 11 años que no lloro por el futbol- lloro por una estética y por una ética que vuelve a ser pisoteada por los mediocres. Decía yo en canal 13 -quizá exagerando mis sentimientos- pero algo que es verdadero: Más deseo tenía yo de ver campeón a Diego que de ver campeón a Argentina. Y otra cosa dije también: A la hora de poner las manos sobre el fuego, el buen amigo habrá de ponerlas aun cuando sepa que es posible quemarse. Porque las manos en el fuego con la seguridad de no sufrir quemaduras las pone cualquiera. El verdadero amigo es el que pone las manos en el fuego aun cuando sabe que se va a quemar. Y si Dieguito Maradona que tantas alegrias nos ha dado, no merece que hoy nosotros pongamos las manos en el fuego aun cuando las saquemos quemadas, pues entonces yo no entiendo nada, ni de fobal, ni tampoco -lo que es peor- de la vida.
[Jorge Dorio]
Hay algo más Alejandro que usted pensó y lo hablamos, después en una entrevista a veces las cosas se diluyen, no aparencen, se le escapan a uno. Hay una especie de cita patria -diríamos- Hay algo que quizás se parezca -porque las dimensiones son diferentes- digo, pensaba en algún acontecimiento político hace un par de décadas -¿No?- Alguien que vuelve tambien, que reencuentra a la gente reunida en torno de sí, y eso se pierde, se diluye como ilusión, como emoción de todo un país. Pero usted pensó en un ejemplo, en una historia que es precedente a eso y que funda a éste país. Digamos, la necesidad de alguien que haga un gesto accesorio al gesto del héroe, un gesto más. Usted se acuerda perfectamente de quién estoy hablando.
[Alejandro Dolina]
Claro. No hubo en éste caso -lástima que no lo haya habido- un Tadeo Isidoro Cruz para éste Fierro. Tadeo Isidoro Cruz, aquel sargento de la partida, que va a aprender a Martin Fierro que cuando lo vé batirse en inferioridad, pero con tanto coraje, dice: Yo no voy a permitir que se mate así a un valiente y toma su partido, el partido de los perdedores. Sabía Cruz, que tomar ese partido lo conducia a la marginalidad y al aniquilamiento pero lo tomó y dijo: Yo no voy a dejar que se mate así a un valiente. No hubo ningún Cruz para este Fierro. Iba yo a hablar de algunas paradojas, de algunas aphorias, de Bertrand Russell, de Zenon de Elea, de Timénedes, pero las paradojas son jueguitos de manos de la razón, y pudo más por suerte ésta vez, la potencia de la pasión. Vamos a escuchar un tango, no importa cual, dedicado a Dieguito Maradona que canta un amigo nuestro.
1 comentario:
Me acuerdo de haber escuchado ese programa de Dolina. Yo tambien lloré ese día.
Saludos!
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